La lírica coral y sus primeros representantes: Alcmán, Estesícoro e Íbico se distancian de la épica.

Profundización

Alcmán, un poeta espartano de fines del s. VII a. C., era un perfecto desconocido hasta que a finales del siglo XIX se hallaron los primeros papiros que transmiten obras suyas y que nos sitúan ante un perfil de Esparta que desconocíamos, el mundo de la fiesta protagonizado por las jóvenes que celebraban esplendorosamente a los dioses con hermosos cantos. Algo posterior al primero, Estesícoro desarrolló su trabajo en Hímera, la más occidental de las colonias griegas de Sicilia, lo que lo sitúa en el mundo activo e innovador de los griegos de Occidente. Compuso extensos poemas líricos que sirvieron de puente entre la antigua tradición épica y la tragedia, cantando grandes temas como el combate entre Heracles y Gerión o la guerra de Troya. Íbico comenzó siendo un continuador de la escuela italiota, representada por Estesícoro, pero abandonó el vuelo casi épico de su predecesor, ya un poco pasado de moda, y se dejó influir por las escuelas jonias que practicaban una lírica más intimista y personal, componiendo una poesía cortesana, lejana de los temas religiosos o heroicos.

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