Cornelio Galo, un caballero romano en el trono de los faraones

Profundización

Cornelio Galo, el iniciador de la elegía erótica en lengua latina, participó activamente junto a Octavio en la guerra civil; casi con seguridad estuvo en Accio (31 a. C.), en las negociaciones con Cleopatra y, finalmente, en la toma definitiva de Egipto. Su lealtad, su amistad con el nuevo dueño del mundo, le hicieron acreedor del gobierno del último reino helenístico.

Fue el primer praefectus romano en el Nilo. Él, que había nacido en un lejano y oscuro lugar, en una familia humilde, se llegó a sentar en el trono de los faraones, allí donde los mortales se convertían en dioses. Mas su buena estrella le cegó: loco de desamor, embriagado de poder, parece absolutamente seguro que intentó la independencia de Roma; el Senado le acusó de alta traición. Su amigo Augusto ni lo defendió ni trató de evitar el proceso. Llamado a juicio, puso fin voluntariamente a su vida el 26 a. C.

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