Marcial o la invención del chiste

Iniciación

Marco Valerio Marcial es, sin duda, el mejor escritor de epigramas, un género menor que, sin embargo, mereció gracias a él codearse con otros géneros más solemnes.

Escribió doce libros de epigramas, sin complejos y con una enorme variedad de registros, de modo que con ellos dibujó los perfiles más íntimos y cotidianos de la vida en Roma en la segunda mitad del s. I d. C. De entre todos ellos, destacan las composiciones en las que se emplea con todos los matices que puede tener el humor, desde el más sarcástico y agresivo hasta el más sutil y delicado, siempre con un aguijón final.

Sus epigramas eran ingeniosos, a veces obscenos y siempre provocativos, y tenían como objetivo divertir y entretener a su audiencia. Se han considerado una fuente de inspiración para escritores y humoristas posteriores, y su estilo cómico ha sido imitado y adaptado en diferentes épocas y contextos.

En buena medida, eso a lo que ahora llamamos “chiste” debe sus orígenes a los epigramas de Marcial. A partir de él escribir epigramas no se concebía si no era a la manera que él nos enseñó y su influencia en las lenguas modernas a partir del Renacimiento ha sido inmensa.

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