La imagen del triunfador en el arte griego: moneda, escultura y cerámica.
La imagen y la fama del vencedor olímpico invadió la mente de los griegos, y su representación creó unas formas y unos cánones de belleza que marcaron la ideología de la perfección (kalós kai agathós). La desnudez y la templanza de espíritu fueron los elementos básicos de estas imágenes heroicas que en nada se diferencian de las de los dioses, si no es en el tamaño, nunca mayor al natural. Una clara evolución de estos cánones podemos seguirla desde las representaciones de los kouroi a las esculturas de Policleto. A esta areté ideal de los triunfadores contribuyó ya la poesía de Homero y luego la de Pindaro. Los triunfos olímpicos fueron perseguidos por reyes, tiranos y generales que dejaron sus gloriosos testimonios en templos, esculturas y monedas; las de Filipo II de Macedonia provocaron la monetización de Europa central.